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ANA VÁZQUEZ VERA, RECONOCIMIENTO "BENADALID EN FEMENINO, MUJERES REFERENTES" DENTRO DE LA CATEGORÍA IN MEMORIAM 2023

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ANA VÁZQUEZ VERA, RECONOCIMIENTO "BENADALID EN FEMENINO, MUJERES REFERENTES" DENTRO DE LA CATEGORÍA IN MEMORIAM 2023

Desde el año 2020 estos reconocimientos dan visibilidad y agradecen la vida de mujeres vecinas de Benadalid.

Ana Vázquez Vera, Anita la de “Sención”, nace en Benadalid en 1928. Hija de Ascensión y Francisco. Sus padres trabajaban en la hostelería de aquel entonces, regentaron varios bares, entre otros Vista Alegre .

Era la mayor de 8 hermanos, eran 9 pero uno falleció muy pronto. 5 varones y 3 mujeres. Como sus padres trabajaban, Ana se convirtió en medio hermana medio madre. Desde bien pequeña asumió el rol de cuidar la vida poniéndola en el centro de sus acciones. Su misión pelear por las personas, por su dignidad y su calidad de vida.

Vivió la guerra, la dura postguerra y los años grises de una España en Dictadura.

La iglesia era de los pocos espacios de participación permitidos a la mujer. Ana era una mujer activa, inquieta y con deseos de aprender y sentirse parte de la comunidad, por eso aprovechó este ámbito para desarrollarse. Vivió la religión de una forma positiva, respetando la libertad y el credo del otro. De la religión absorbió la templanza, la espiritualidad y la aceptación. Cuidó del prójimo como de sí
misma, algo que por desgracia falta nos hace en la sociedad en la que ahora nos
encontramos inmersos.

Fue presidenta de la Acción Femenina y hasta el obispo de aquel entonces elogió su labor en un día de lluvia en Atajate en el que Ana y otras vecinas del pueblo no dejaron pasar la ocasión de conocerlo y fueron a verlo andando desde Benadalid a Atajate.

Cuidó de su madre y de su hermana Mari Carmen, regalándoles de manera incondicional su tiempo, su amor y sus cuidados hasta el momento de su partida.

Mujer generosa a la que cuidar y ayudar le daba sentido. Ana era matriarca, era nexo de su familia extensa, a la que también llevaba por bandera.

Ana era una mujer inteligente, adelantada a su tiempo, con ansias y capacidad de aprender. Aprovechó las ocasiones que la vida le ofrecía par empaparse de saberes a través de la observación. Se convirtió en modista, experta en patronaje y gran cocinera. Aprendió de otras mujeres grandes como Candelaria o Doña Paca.

Contrae matrimonio con Isidoro Sánchez Fernández a la edad de 32 años y se va a vivir con su marido a la casa de la plaza. Fue madre de cuatro hijos, tres varones y una mujer.

Ambos regentan el Bar de la Plaza, por eso muchos la conocemos como "Anita la del café". Trabajaba desde las claras del día hasta media noche. Preparaba tapas, pocas pero inigualables, tenía el bar como los chorros del oro, cuidaba de la casa y
de sus hijos. Ellos recuerdan una infancia feliz. Su madre ponía amor y luz a todo lo
que hacía. Recuerdan que pese al poco tiempo del que disponía, ella elaboraba a
mano los adornos navideños para decorar su casa y llenarla de ilusión para sus
hijos. Recuerdan un hogar de puertas abiertas donde todos tenían su espacio y
donde siempre había un plato más para aquel que pudiese necesitarlo. Ana con poco hacía magia…..esta era una de sus muchas virtudes y fortalezas.

Su casa era un espacio de confidencia. Ana era amiga de sus amigas y de otras mujeres del pueblo que iban a confiarle sus problemas y dificultades. Ella las
apoyaba y les daba consejos, ella era escucha, soporte y transmisora la paz y sosiego. Fue un gran exponente de esa vida en comunidad que era una
de nuestras principales fortalezas y que hoy está en peligro de extinción.

Para reconstruir su historia he preguntado a otras mujeres que la recuerdan aún como una mujer generosa, emocionalmente inteligente, con grandes dosis de empatía. Una mujer soporte capaz de empoderar a quien estuviese a su lado.

Mujer resolutiva que orientaba en solucionar o aceptar las situaciones que se
presentaban, tanto por sus mensajes como por su ejemplo.

Ana siempre tuvo claro que sus hijos, pese a pertenecer a la clase obrera, tenían que estudiar y volar todo lo alto que pudiesen. Por eso convirtió la economía de casa en una economía de guerra. No había lujos, ningún capricho para nadie y este sacrificio hizo que sus hijos aprovechasen cada oportunidad para dar de sí el 100 por 100, tal como hacía su madre. Ana vio como todos ellos alcanzaron sus deseos
y desarrollaron sus proyectos de vida. Tuvo 8 nietos, 3 mujeres y cinco varones, a los que disfrutó y vio crecer. Ellos también han heredado esa capacidad de esfuerzo
y de lucha que siempre transmitió su abuela.

Ana pasó sus últimos días en Benadalid, rodeada de familiares, amigos y vecinos que disfrutaron de su papel y su presencia. Ana forma parte de nuestra historia, de nuestro patrimonio. Por su capacidad de lucha, por su capacidad de amar y cuidar la vida, por ser nexo, por mantener viva la comunidad Ana es hoy y será siempre
una de nuestras grandes mujeres referente.

María Aranda Martín.