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MARÍA VÁZQUEZ ARAL, RECONOCIMIENTO "BENADALID EN FEMENINO, MUJERES REFERENTES" 2023

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MARÍA VÁZQUEZ ARAL, RECONOCIMIENTO "BENADALID EN FEMENINO, MUJERES REFERENTES" 2023

Desde el año 2020 estos reconocimientos dan visibilidad y agradecen la vida de mujeres vecinas de Benadalid.

María Vázquez Aral nace el 9 de junio de 1930. Hija de Carlos y Ana. Es la mayor de dos hermanas. La pequeña, su hermana y nuestra vecina Ana Vázquez, a la que hoy le mandamos muchos besos y un fuerte aplauso de reconocimiento.

Nace en el seno de una España revuelta, vivió la guerra, sufrió la posguerra y crece en dictadura. Una España dura donde no había nada, solo hambre y necesidad.

Pese a todo, recuerda una infancia feliz.

Fue criada con cariño. Fue a la escuela y aprendió lo necesario, también contaba
con su madre, mujer culta y con inclinación a la lectura, que manejaba bien la pluma y tenía don de palabra. Recuerda María como su madre escribía las cartas de los vecinos del pueblo que no sabían escribir, incluso las cartas de amor de las enamoradas, que despertaban la curiosidad de María que escuchaba a escondidas
detrás de la puerta que da a las habitaciones de arriba.

María trabajó desde pequeña. Era una niña despierta y decidida. Cuidaba a su hermana, a la que según María solo le faltó parirla. Su padre, como no tuvo niños, contó siempre con el apoyo de María para los trabajos en el campo. Trabajaba la tierra, guardaba cochinos, recogían aceitunas para hacer aceite y todo lo que daba la tierra, que era el sustento de la familia.

A los 16 años, pese a la pena de su madre y movida por la necesidad del momento
María se marcha en busca de un mejor futuro para la familia a la Línea de la Concepción con una amiga . Se hospedan en la casa de una mujer mayor del pueblo que vivía allí, la abuela de Antonio el Carbonero, y a los tres días encuentra trabajo en casa de una buena familia dueños de una pastelería.

Pronto se gana la confianza de la familia y le encomiendan la educación de sus hijos y la responsabilidad de la casa. Ganaba 100 pesetas, luego 150 y así hasta las 200 que terminó ganando antes de regresar al pueblo diez años después para casarse.

Allí conoció la playa, el cine, se daba sus paseos por la ciudad. María se sintió
querida y valorada, aún conserva la amistad con la familia. Seguro que ella dio lo
mejor de su persona, seguro que le puso a su trabajo alma, corazón y vida.

Con lo que ganaba ayudaba a la familia, venía a visitarlos y comienza a ronear con su futuro marido Francisco. Estuvieron 7 años de novios y cuando reunió el dinero suficiente para el ajuar, se casa con 27 años.

Van a vivir a la casa familiar, con sus padres. A los 28 años nace su primer hijo José Carlos, Ernesto cuando tenía 31 y a los 36 años nace el hijo menor Pablo. Cuidaba a
sus padres, de su marido, de sus tres hijos, a una tía mayor de Gaucín a la que ya
atendía desde antes de traerla a su casa. Además siempre estuvo pendiente de su
hermana Ana, que aunque llevaba una vida autónoma, siempre necesito el norte de María.

Ella era cuidadora y mediadora de todos las manías y caracteres fuertes de las personas con las que convivía, ayudaba en al economía familiar trabajando a jornal en lo que podía y aportaba su trabajo en las tareas del campo.

María velaba a diario por la armonía y la paz en casa y pese a todo, nunca se olvidó de sí misma, sabía que para cuidar y seguir siendo timón, ella debía cuidarse.

"¿Sabes que me salvó a mí?", me preguntó, "que yo pese a todo siempre comía".
"Jamás me quitaron el hambre".

Mujer equilibrada, con carácter y con gran temple emocional.

Con esfuerzo y sacrificio le dio estudios a sus hijos y poco a poco, todos fueron encontrando su trayectoria laboral y se fueron marchando. El nido vacío le costó
digerirlo, menos mal que nunca se marchó Pablo, el vive en Benadalid y esto, según María es lo mejor que le ha pasado. Se siente segura y acompañada, nunca se siente sola.

Cuidó a su marido hasta que murió, cuidó a su hermana hasta que han sido necesarios cuidados más especializados. Aunque María no deja de visitarla y cantarle canciones para que Ana las termine, despertando en ella la hermosa sonrisa del recuerdo.

María hoy es parte de nuestro gran patrimonio, es nuestra memoria histórica, es transmisora de saberes y a todos lo que tenemos la suerte de convivir y bregar con ella, nos transmite calidez y templanza. María sigue siendo una mujer fuerte y generosa, con los pies en la tierra. Cada día con su ejemplo nos demuestra que el papel de la mujer de hoy, de ayer y de siempre, es totalmente necesario
para un mundo más habitable.

Hoy María es madre de tres hijos, vecina de benalizos y benalizas, es abuela de cuatro nietos y bisiabuela de cuatro bisnietas (por fin llegaron las mujeres a su casa).

Para todos y todas María es y será una mujer referente a la que agradecemos enormemente su esfuerzo y su ejemplo.

Hoy te devolvemos un poquito de todo aquello que tu nos sigues regalando. Gracias María.

María Aranda Martín.